Empatía



A veces construís un muro. Apretado y sin grietas, minuciosamente hermético. Que sea contra el dolor querés, que te proteja también de otras yerbas. La tristeza y el miedo no confabularán nunca más en tu contra. Una pared celular inteligente, selectivamente permeable, que lo entienda todo. Una concha marina de paredes de marfil nacarado que no deje pasar la violenta verdad del océano. Un vientre materno, cerrado y tibio. Después, desde tu espacio vacío y oscuro, a través de tu muro sin grietas, te llegarán otras voces. Voces de afuera, otras historias y otros tiempos y las dejarás entrar creando una puerta que se abra de par en par para poder abrazarlas. Sos ellas.